13 marzo, 2008

ESPARDEÑÁS Y PEROL TRENCAT - C

Igual fue el preludio de lo que nos podía acontecer en la jornada electoral del día siguiente, en la que los dos aspirantes a gobernarnos durante los próximos cuatro años, se iban a enfrentar ambos confiados en alcanzar un número de votos suficiente que les permitiera gozar del mullido sillón del poder. Allí, en la noche de la víspera, estaba dispuesto a ofrecer lo mejor de sí mismo Rodolfo Chikilicuatre esperando el veredicto de los SMS o del internet: el actual reflejo del mundo y antro oscuro cada vez más concurrido, a cuya ventana acude cada vez más gente y muchos sin dar la cara. Quizá sea por guasa, o por méritos desconocidos, o por un amor ciego e inconfesable, pero el caso es que un chiripitifláutico ganó la votación y nos va a representar en Belgrado en un festival de vida incierta y seguro que corta. En esta España nuestra, cualquier cosa puede suceder, desde el folklore más genuino al pop más estrafalario.

Efectivamente, cualquier cosa podía suceder y D. José Luis Rodríguez Zapatero, en la noche del domingo, ha ganado unas elecciones que le proclaman como el más firme candidato para ejercer como presidente del gobierno español. Para este menester gozará con un número de escaños lo suficientemente holgado como para coger la vara de mando y marcar los designios de (esperemos que todos) los españoles. Por lo que hay motivos sobrados para felicitarle por un triunfo que, al menos en esta ocasión, el sí esperaba, pero que, sin embargo, la razón para felicitarnos a nosotros mismos no está tan clara.

Principalmente, por su incompetencia manifiestamente expresada en una negociación con ETA cuyo resultado no podía ser diferente al que ha sido y que él en su torpeza ignoraba. Demasiado para un Jefe de Gobierno. Y por su vileza también, porque para salir triunfante de su desliz, ha auspiciado el desprestigio del Partido Popular según lo acordado en el Pacto de Tinei: el que él mismo ha asegurado desconocer en otra más de sus muchas mentiras.

Lo que resulta sorprendente y que el revés del NODO no está al alcance de todos los españoles es que un político que deja una legislatura en peor situación económica que cuando llegó a ella recordando a su abuelo e ignorando a otros, no sólo haya ganado las elecciones, sino aumentado su número de votos. Con seguridad la razón está en su hábil maniobra tan sutilmente diseñada desde el inicio de su legislatura provocando el resurgir y el consecuente enfrentamiento de las dos españas, como el santo y seña de sus cuatro años de gobierno.

Desde la sombra y escondiendo la cara fraguó, no solo la división entre las víctimas del terrorismo, sino su enfrentamiento especialmente en grado. Con la memoria histórica salpimentaba la contienda más vil. Y con falsas promesas daba vida a los sectarios nacionalistas en busca de la reacción de gran parte de los españoles a los que luego trataría de fachas portando aguiluchos, aunque no fueran más que cuatro. El enfrentamiento pues estaba servido, cuyas mejores rentas las obtendría en las próximas elecciones sumando para su causa el voto más radical, presentándose como garante de la paz social entre todos. Pura ingeniería con retazos de Maquiavelo y Robespierre en su estado más perverso. Sólo le faltaba poner letra a la música celestial que adormeciera a la platea; y así lo hizo: lanzando a los cuatro vientos la mentira más infame asegurando que el que miente es el Partido Popular: para que con la de éste oculte yo la mía: la de que sin una sola prueba asegure que la guerra de Irak fue la causante del 11-M.

Lo que nos congratula a una mayoría aplastante de valencianos es ver que quienes basaron su política en la manipulación constante centrando sus ataques básicamente en una falsa corrupción (indemostrable ya en doce años), en la utilización de los muertos por un accidente de metro (práctica que se han visto obligados a abandonar esperemos para siempre), en las zancadillas y freno constante al avance económico de nuestra Comunidad, en el olvido de nuestras necesidades y en los ataques a la personalidad de una región que ellos llaman País Valenciano, son cada vez más olvidados por los que sintiéndose también españoles acuden libres a las urnas sin ningún tipo de complejo, dueños y señores de su mejor voluntad.

Lo que demuestra la ojeriza y el desprecio que siente la por ahora Ministra, la ínclita Narbona, contra la Comunidad Valenciana queda bien patente en su nefasta fijación. Manifiesta tan impresentable dama, que la justificación de la derogación del trasvase del Ebro viene dada por el resultado electoral en Aragón y en Cataluña ignorando el obtenido en las Comunidades de Valencia y Murcia, víctimas permanentes de la insolidaria Ministra. Actitud ésta paralela a quienes prefieren arrojar el agua al mar antes que darle el uso que demanda la sociedad valenciana.

Llegada la hora de esta mi ya centenaria Espardeñá, toca su final, que como todos los juegos, también éste se acaba. Nos queda el recuerdo del Perol que, si de barro, se ha mantenido firme cada semana, sólo roto en el final de cada cucaña: tal y como le corresponde, “Espardeñás y Perol trencat”.

“La historia no es cosa de los hombres, sino de los vientos que soplan”.
Manuel Pimentel.

06 marzo, 2008

ESPARDEÑÁS Y PEROL TRENCAT - IC


La suerte está echada y sólo nos queda la cuenta de la marcha atrás a la espera de una jornada electoral, en cuyo resultado final todos los medios de comunicación parecen estar de acuerdo. Dicen los profesionales de las encuestas elaboradas desde sus mismos puestos de trabajo -algunos dicen que corresponde a un trabajo de campo, no sabemos si azul o rojo, verde o seco- que la diferencia entres los dos firmes candidatos a la Moncloa está entre los dos y cuatro puntos, por lo que parece que la herida no es muy grande. Veremos el domingo quien queda KO, por lo que es cuestión de esperar y tener algo de paciencia, convencidos que tras el veredicto, todos dirán que salen ganando aunque unos lo harán más contentos que otros.

Mantengamos, eso sí, el deseo de que no vuelva a repetirse un suceso semejante al de las últimas votaciones de hace cuatro años, y que tanto marcó la intención del voto de quienes, en su indecisión, mantenían la duda hasta el último instante. Así pues, según las encuestas hasta ahora conocidas será Zapatero quien nos gobierne en los próximos cuatro años, salvo, claro está, que la única que no conocemos, la de las urnas, nos diga otra cosa.

Atrás quedan cuatro años de mentiras y de manipulaciones, de un talante Zapatero falso y sectario, en los que la responsabilidad del Jefe de Gobierno ha sido inexistente, más dedicado a jugar con fuego que a cumplir con su obligación. Incluso hasta pasado el momento de una explosión, que quiso sanarla recurriendo el ungüento de la mentira, su habitual forma de gobernar.

Atrás queda también la segunda parte de un debate en que las constantes mentiras de Zapatero, claramente denunciadas por Rajoy, han quedado manifiestas ante la cara desencajada y labios prietos de un presidente de Gobierno convertido en un auténtico peligro nacional.

Lo que quedó bien clarito y todos vimos es que la economía no es su fuerte, cuyas consecuencias tanto estamos sufriendo. Y ello, a pesar del curso acelerado de cuatro días que le impartió Jorge Sevilla, ofertado por éste a Zapatero en un momento estelar captado por un micrófono abierto a principios de legislatura, al igual que sucedió hace unos días ante el mismo Gabilondo al que expresara Zapatero sus deseos de tensión, por lo visto y oído tan necesarios.

Si había alguna duda del carácter infame de Zapatero, ello ha quedado bien patente en el momento más ácido del debate, cuando, el por ahora Presidente, saca a la palestra los muertos de un atentado terrorista que le llevaron al gobierno y de cuyas rentas, por lo visto, quiere seguir aprovechándose como un valor añadido, en este caso miserable. Coincidió con el momento más torpe de Rajoy, quien quizá confiado en que la desfachatez de quien tenía enfrente no alcanzara tal grado de infamia, no supo hacer callar a Zapatero cuando éste no tenía la palabra, al verse obligado a ocultar su patraña.

Vimos pues en el debate a un Rodríguez Zapatero marrullero con Rajoy, a cuyo juego sucio acudió repetidas veces, tantas, como aquellas en las que se veía incapaz de rebatirle.

Lo que es de premio es el canal televisivo de la Sexta, que, en el mismo instante de haber terminado el debate, cuando ambos se despedían de Olga Viza, se sacó una encuesta de la manga dando vencedor a Zapatero por una diferencia de treinta puntos en el más claro ejemplo de lo que es manipular a la opinión pública, cara a un domingo electoral induciéndole al voto.

Tampoco nos extraña la reacción del PSOE ante la elección como nuevo presidente de la Conferencia Episcopal del Cardenal Rouco. Mientras que en un comunicado oficial felicita tanto al elegido como a la institución, máximos representantes del Partido lanzan sus soflamas incendiarias contra el nuevo Presidente, como es el caso del Pepiño Blanco, soez y tabernario, o la actual Ministra de la Vivienda, la emperifollada Chacón, quien representado al Gobierno lanza un nuevo ataque a la Iglesia a la que desean esté callada.

Agotada pues la actual legislatura y exhaustos de tanto mitin los políticos de uno y otro bando, quedamos todos a la espera del último suspiro dominguero al filo de las veinte horas, el instante del apagón de las urnas y de la luz de los sondeos, cuyo destello no será bien recibido por todos. Siempre nos quedará la esperanza de que gobierne quien gobierne algo habrá aprendido de una legislatura llena de errores, de cuya responsabilidad, que es de todos, aquel que ha ejercido como Jefe de Gobierno debe ser el mayor garante.

Así pues, alcemos nuestro Perol en esta penúltima “Espardeñá, y con aire festivo disfrutemos con la cucaña de una jornada electoral.